Y clic. Comenzó el viaje

Y se ve que en ese momento me desperté. Me puse un poco triste, como me pasaba cuando pensaba en mi papá, y también contento, porque las cosas se aclaraban.

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Título: La banda de los coleccionistas 

Autora: Lilia Lardone

Ilustradora: Mónica Weiss

Editorial: Comunicarte

Esta novela nos habla de todas esas imágenes que nos llegan –a veces en forma de sueños, a veces en forma de recuerdos, a veces fusionadas en ambas cosas– para aclararnos el presente. Porque es cierto que la vida a veces se vuelve injusta y no nos queda otra que adaptarnos de la mejor manera posible a lo que nos tocó vivir.

Lilia Lardone nos habla de la muerte sin que el relato se hunda irreparablemente en la tristeza, como pasa a veces. Ya en el segundo renglón, el narrador protagonista se pone al descubierto sin preámbulos: «(Esta historia) empezó hace mucho, cuando mi papá se murió». Listo, no habrá ningún golpe bajo. La historia empieza con el dolor y lo que sigue es acompañar al personaje en el camino que recorrerá para transitar ese dolor. Cómo seguir viviendo después de que la vida nos golpea así, de eso se trata y no de escarbar en la angustia y en la desesperación. No de estancarnos en el recuerdo que lastima sino en buscar ese otro tipo de recuerdo que nos ayudará a seguir adelante.

Javier no tiene el relato de su madre porque ella todavía no puede manejar su propio dolor, y entonces  tendrá que buscar de otra manera el camino que lo llevará a reconciliarse con su presente. Y ese camino no es ni doloroso ni desesperante, y el lector –aunque sí se sentirá conmovido– no se encontrará con un relato triste. Al contrario, la narración nos hará sonreír y sentirnos reconfortados. Porque no es la historia triste de un chico que pierde a su papá sino la historia de un chico cualquiera, que podrá tener una infancia feliz  aun cuando haya tenido que transitar –y tenga que seguir transitando por el resto de su vida– una ausencia irreparable y dolorosa.

La banda de los coleccionistas nos habla de los amigos de la infancia. De la vida en la vereda y en la plaza –ay, si todos los chicos pudieran crecer así en nuestros días y en nuestras ciudades–, de los errores y de los esfuerzos de los mayores; que hacemos lo que mejor nos sale, aunque a veces no alcance. De las anécdotas del pasado y los relatos legendarios que pueden transformar el presente y resignificar los sueños y los recuerdos para ayudarnos a vivir mejor.  Para comunicarnos, entre generaciones.

Y clic. Uno va pasando las páginas del libro y empieza el viaje: hacia los sueños, hacia el pasado, hacia el interior del niño y del adulto. Del ser humano que tiene que explorar dentro de sí mismo («pensar para adentro», diría Javier) para paliar el dolor y encontrar el modo de seguir adelante. Porque en última instancia eso es lo importante: encontrar el modo  de seguir adelante.

Lardone nos regala un libro tierno, entretenido y lleno de imágenes sugestivas que, lejos de volverse panfletarias,  invitan a reflexionar sin imponernos ninguna lección de vida. Y uno se queda con ganas de atrapar sueños después de leer, y creo que esta misma noche lo empiezo a poner en práctica.

Para niñ@s mayores de 10.

3 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. Laly Catán
    Ago 04, 2013 @ 16:41:36

    Que oportuna esta reseña. Estoy pasando por esa situación (acabo de enviudar, tengo un niño de 7 años) y no se me hubiera ocurrido que haya un libro que toque estos temas tan difíciles. Intentaré conseguir el libro. Gracias por esta reseña!

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  2. solsilvestre
    Ago 04, 2013 @ 18:40:00

    Un abrazo enorme, Laly.

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  3. Lauri
    Ago 06, 2013 @ 13:07:59

    ¡Hola, Sol! ¿Cómo estás?
    Me dejaste leyendo la página de Lilia, ya que quería recordar el nombre de un libro de ella del cual leí un fragmento, y que me dejó impactada. El libro en cuestión no se consigue (o al menos así era hasta el año pasado), y se llama «Esa chica». Lo leímos entre varias compañeras en un seminario, y a todas nos causó un efecto atrapante. ¡Y no pudimos terminarlo! Es de narrativa para adultos, pero justamente ese libro contrastado con el que presentás ahora, me hacen pensar una vez más en la riqueza de la escritura de esta autora, que se mueve por todos los ámbitos con una soltura excepcional, llegando hasta a los lectores más pequeñitos también.
    ¡Un beso grande!

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